¡¡¡¡¡Mecagüentoloquesemenea!!!!! - gritaba con el bastón en la mano un señor mayor, cuando nos veía acercarnos a sus manzanos. Un señor calzado en su gorra, con las manos huesudas, camisa a cuadros y pantalones de pana gastados y apoyado en ese bastón con el que amenazaba. Uno de esos bastones hechos con una rama de árbol, de madera clara, sin cambiarle la forma, aunque pulido y barnizado.
Hoy me he acercado al bazar para curiosear, y he visto un bastón que me lo ha recordado. Lo he agarrado con fuerza y he gritado: ¡¡¡¡¡Mecagüentoloquesemenea!!!!. En un instante, la chica del mostrador ha pillado el teléfono para llamar pidiendo socorro, y le he tranquilizado dejando de nuevo el bastón y iciéndole que se trataba de una broma.
Lo he comprado.
Historia de alguien que ya piensa mas en lo que pasó y menos en lo que pasa.
Me he visto mayor. Tengo las piernas hinchadas, me cuesta andar. Todos los síntomas de todo lo que oigo en esos programitas de la tele que echan por la mañana, me cuentan todos los detalles de lo que me ocurre. Parece que lo descubran cada día, porque aciertan al detalle todo aquello que me descubro en cualquiera de mis achaques cotidianos- Por qué duermo poco, por qué me cuesta respirar, por qué me levanto con ojeras, por qué me duelen los pies, por qué me levanto con la vista nublada, por qué me falta aire,... deberían escribir sobre mi.
Crónica de un hipocondríaco de mas de 90 años.
El Sol aprieta que da gusto. Lo veo oteando desde la ventana mientras veo unos abanicos que se mueven al compás, en manos de dos paseantes anónimas. Las hojas de los árboles apenas se mueven y la verdad, salvo las dos transeúntes no se observa nada mas. Las 3 y media de la tarde de un jueves, es como triste, incluso por la hora y el día, porque son como de paso (mañana será viernes). Triste.
Historia de quien gozaba de aire acondicionado mientras perdía el tiempo mirando por la ventana.
Y mirando al público espetó: "Los exhabruptos condicionales del saber onírico, con melísimas de las coyunturas anímicas de tal modo, que el ejercicio de un albedrío ecuánime, jamás ejercerá privilegios circunstanciales" (pausa y gran aplauso de los oyentes). "No podemos transistoriferear alegremente, tampoco podemos electrocardiaferear cuando queremos, si no permantos nulos delfos acústicos" (largo y fervoroso aplauso, que provocó la sonrisa adulada del demagogo).
Historia de mas de uno que no suelta lo que sabe y que dice lo que ni él entiende.
He encontrado en mis bolsillos aquello que olvidé donde lo puse. Y ahora que lo encuentro, no recuerdo muy bien por qué buscaba este objeto extraño que ya no reconozco... curioso. Por mucho que lo intento, mi recuerdo lo ha borrado aunque sé que un día era de uso cotidiano y soy consciente de que a veces lo añoro, sin saber muy bien por qué.
Historia de un hombre, que de chico perdió su inocencia.
